MI QUERIDA ABUELA: CAP. 3

Esa noche durante la cena, la abuela me explico la hora del desayuno, la comida, la cena, la hora a la que debía ducharme, la hora de dormir y la hora de levantarse, asimismo, me dijo que mantuviera a Katy en mi habitación y evitara andar explorando la casa, de no obedecer estas condiciones, perdería la comida o la ducha según fuera el caso, me sonrió y siguió comiendo, -no dije nada.

La primera impresión de mi abuela no fue tan mala, pues su aspecto en general era amigable y tenía buenos modales, aunque muchas de las sonrisas que hacia se veían poco creíbles pero cuando sonreía de manera inconsciente su mirada me helaba la sangre, no puede ser tan malo, pensé.

Me fue difícil conciliar el sueño aquella noche, sin embargo, mi abuela muy temprano paso por el pasillo tocando una campanilla, me indico salir de la cama y bajar a desayunar. El cansancio me impidió hacerlo, más tarde me levanté y baje al comedor pero no estaba allí, ni rastro de algún alimento. Había una nota en la mesa, me indicaba ir a la sala.
 
 

Me dirigía hacia allá, aun no entraba yo en la habitación y ella ya sabía que estaba por llegar, me dijo que mi pereza me había privado del desayuno y que debía recortar las flores del jardín trasero, me llevo hasta ahí y me dio unas tijeras con demasiado filo; ella se sentó en una mecedora que tenía en el jardín y empezó a silbar una canción, mire las flores y aquel jardín se asemejaba a una jungla, nunca terminaría de podarlo.

Pase más de dos horas tratando de recortar las flores—aunque la mayoría estaban secas— lo cual me llevo a espinarme en más de una ocasión, noté que ya no silbaba, se había quedado dormida, así que decidí ir a la cocina por algún bocadillo y un poco de agua. Llegué al lugar pero la alacena tenia llave y solo pude beber agua directo del grifo, subí a mi habitación a ver como estaba Katy pero no estaba por ningún sitio, había olvidado cerrar la puerta—una costumbre en mi casa—.

Busque en las habitaciones de la planta alta pero no había rastro de ella, una de esas habitaciones estaba cerrada con llave y despedía un olor muy fétido, era la habitación de mi abuela; pase por la cocina, la sala y comedor pero no podía encontrarla, algo me hizo ir hacia el jardín y ahí estaba Katy cerca de los pies de mi abuela que estaba dormida, traté de llamarla sin hacer tanto escándalo, pero no logre captar su atención, Katy miraba fijamente a mi abuela, de pronto trepo a sus piernas y esto la despertó que sin dudarlo la tomo de la cola y la azoto con un viejo tronco, seguido de esto la pateo; corrí a auxiliarla pero mi abuela me lo impidió tomándome del brazo fuertemente y reprendiéndome por mi falta a sus reglas, Katy la había arañado y sangraba de su mano, sin dejarme decir nada, me llevo a mi habitación y me dijo que había perdido todos mis derechos el día de hoy, seguido de esto cerro con llave.

No podía olvidar aquella escena, cuando mi gatita fue azotada contra el tronco se había clavado algunas astillas, estaba preocupado no sabía qué hacer, trate de forzar la puerta pero no pude salir estaba desesperado, mis lágrimas no paraban de brotar, pensé en salir por la ventana pero estaba muy alto y no había forma una vez afuera de llegar al patio trasero, con angustia y llorando me quede dormido.

Al día siguiente, muy temprano me despertó la misma campanilla, dentro de la habitación había un plato con sopa y un pan, desde el otro lado de la puerta mi abuela me dijo que lamentaba lo sucedido ayer y que había llevado a Katy al veterinario pues tenía algunas heridas, más tarde me sacaría de mi habitación, sin más, se fue.

Comí con desesperación aquel plato y limpie hasta la última gota pues no había comido nada el día anterior, no obstante, tenía mucha hambre aún, mientras tanto seguía preguntándome como estaba Katy solo quería verla.

Más tarde, escuche que el seguro de la puerta fue removido, lentamente abrí y bajé las escaleras sin hacer ruido, la casa estaba más oscura que nunca y silenciosa como siempre, iba hacia la sala en busca de mi abuela pero su voz me detuvo y me dijo: “estoy en la cocina”.

Ahí estaba ella, sentada, con una mano vendada, me invito a sentarme y así lo hice, me sirvió un poco del caldo que había hecho y se limitó a hacerme una seña y comimos. Casi había terminado mi plato de comida, el sabor era un poco amargo pero no podía darme el lujo de rechazar la comida, y entonces sucedió:

-Abuela, perdón por haberte desobedecido—dije mientras comía.
-Correcto—respondió
-¿Y Katy cómo está?—pregunte con ansias
-Está mejor—dijo secamente mientras se llevaba la cuchara a la boca
-¿Cuándo podre verla?—dije con cierta intriga
-La tienes delante de ti, querido—dijo con una sonrisa.
De su plato saco la cola de Katy y la mordió. Ella siguió comiendo despreocupadamente.
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Acerca de Los Profanos

Organización de Investigadores Paranormales, dedicados a la distribución de contenido. Asociados con otras mini empresas.